Todavía me acuerdo de aquellos años en los que el pantalón corto rozaba mis rodillas y había gente,.... buena gente, que cuidaba de los niños Candelarios.
Eran años de poesía y un enorme ímpetu donde los mayores de nuestra Hermandad marcaban los pasos de las sucesivas generaciones.
Paco Muñoz, Pepe Montoro, Paco Farach, Atanasio y tantos y tantos que nos enseñaron la verdad del Candelario y de la humildad y la grandeza de aquella Hermandad de Barrio que despuntaba allá por los años 80.
Pero siempre, a la sombra de una gran mujer como es Dolores, estaba él, Pepe Gil, atento a lo que nadie miraba y al servicio de una causa que muchos pretendíamos que fuera nuestra vida.
Siempre fue atento y prudente, y siempre estuvo ahí, en los malos y en los buenos momentos.
Gracias por todo Pepe. Has dejado en legado en esta tierra que muchos envidiarian: Tus hijos Domingo al que adoro y José Miguel al que quiero. A tu hija que aunque en la lejanía, siempre estuvo más cerca de tu corazón de lo que nadie sabía. Y todos tus nietos....a cual mejor.
Hoy has querido irte, de esa forma tuya, sin montar ruido, sin molestar a nadie pero dejando un vacío muy grande entre aquellos que pudimos disfrutar de ese Pepe Gil que siempre estaba ahí.
De verdad espero que mi amigo el Guardia este junto a San Pedro con una Copita de Palo Cortado para darte la Bienvenida al Reino de los cielos junto a Nuestro Padre Jesús de las Misericordias y María Santísima de la Candelaria.
D.E.P.
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