Nuevamente ha terminado otra Semana Santa y con ella un cúmulo de sensaciones difíciles de explicar. No es que no me fije y esté atento a todas las Hermandades pero me quedo con mi Lunes Santo, ese que hace que mi corazón se ponga a 100 y que me mantiene vivo durante todo el año.
Ha sido un año especial, ya que por primera vez mi pequeñas princesas han vestido la túnica, no como nazarenas sino como monaguillas y junto con mi mayor tesoro me han hecho el hombre más feliz de la tierra.
Ha sido especial porque he vuelto a poder tener la oportunidad de formar parte de ese magnífico grupo de personas que componen el Misterio de mi Moreno de mi alma. Han sido muchos los ensayos, muchos los quebraderos de cabeza y muchos los sentimientos encontrados que durante toda la cuaresma he vivido pero llegado el Lunes Santo, todo se ha olvidado como espuma de mar y mi Nazareno ha podido salir a la calle a repartir Misericordia por todos los rincones de Jerez.
Derroche de ganas y corazón, mucho corazón han sido los que esos 68 valientes han dejado pegado bajo el palo, aunque siempre haya ovejas negras que de seguro el año que viene, por lo menos por mi parte, no tendrán el privilegio de ir bajo las trabajaderas. Hay que ser honrado en el trabajo y al mismo tiempo humilde y no intentar jugar con los demás. Así esas personas no van a ninguna parte.
Mis "Amigos del Palo", como siempre, al pie del cañón, demostrando que las cosas se pueden hacer de otra forma cuando se ama lo que se quiere. Muchas gracias a todos porque estais haciendo cosas grandes a pequeños pasitos que de seguro traerán recompensas a nuestra querida Hermandad.
Me han quedado dos sabores agridulces en este Lunes Santo: Uno algunos costaleros que no han quedado satisfechos con los relevos entregados: ha sido por algún error cometido, por faltas acumuladas .... para el año que viene se intentará reparar el daño causado, no quepa la mayor duda pero también hay que estar en el sitio cuando se hay que estar.
Y el segundo sinsabor ha sido, como no, la falta de mi amigo, de mi costalero, de mi capataz: ¡¡¡ José, todos sabemos que te has ido orgulloso del grupo que ha quedado y por siempre tu recuerdo y tu molía estará debajo de tu Moreno!!!
Después de todo esto, te sientas y piensas que el trabajo se ha realizado y que queda menos de un año para que, si la Hermandad quiere, vuelva a pensar en un nuevo Lunes Santo.
Gracias Domingo por volver a confiar en mí. Gracias a Javier y Antonio Pedro por corregirme y enseñarme.
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