En un lugar de la Plata de donde siempre y cada día de mi vida una ilusión, fe y esperanza me mueven, existen dos imágenes por las que muero: NUESTRO PADRE JESÚS DE LAS MISERICORDIAS y MARÍA SANTÍSIMA DE LA CANDELARIA.
Son ya 32 años los que llevo bajo su protección y en esta ocasión me quiero referir en estás líneas a dos personas que son muy especiales para mí: A su vestidor Alberto y a su vigilante Juan Álvaro.
Ellos dedican cada minuto de su tiempo libre a que luzcan su mejores galas, a que siempre estén preparados para recibirnos a todos, los que con mucho cuidado engarzan cada alfiler como pétalos de rosas.
Ellos son dos personas a las que aprecio mucho y a las que casi nunca les alabo su silenciado trabajo: Los cuidan, los miman, les hablan,..... todo lo que pueda decir es poco. Muchas veces he comparado su trato con nuestras imágenes con una madre con un hijo.
Desde mi humilde espacio quiero agradeceros todo el trabajo que realizais, todo el mimo que demostrais y la humildad que cada día está junto a vuestras personas.
A ti, Alberto, cada día me demuestras que eres un grande entre los grandes. Grande porque has sabido ganarte el corazón de muchos dando muestras de tu buen hacer junto a ella, tu Madre de la Candelaria. Este año, ha sido sublime: has convertido a la Niña de la Plata en toda una Reina de Jerez.
Y a ti, mi amigo Juan Álvaro, te digo vigilante, porque siempre estás pendiente de los pequeños detalles, siempre estás pendiente de ella, para que esté como debe estar y tratas a mi Moreno como aquel niño que nació en un pesebre en Jesuralem.
En fín, solo deciros que gracias por todos estos años y que ojala, sigais estando ahí, junto a ellos, porque así sabremos todos que el Rey y la Reina de la Plata han tocado con sus manos la tierra y ustedes con ellos el cielo.
GRACIAS...
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