Ya llegó el fin de las vacaciones de verano. Aquellas que uno anhela durante todo el invierno y primavera y que se van como si de ellas no se hubiera disfrutado. Han sido dias de gran felicidad al lado de mi mujer y de mi hijo, de los cuales, no puedo disfrutar a diario debido a mi horario laboral.
Cuando se habla de felicidad, creo que debe ser la sensación que he vivido durante estos días, ya que he recibido el enorme cariño y amor que mi hijo pequeño me tiene. No se ha separado de mi y me ha dado fuerzas para continuar este dificil camino "de los adultos".
¿Quién pudiera ser pequeño otra vez y tener esa inocencia contenida, ese deseo de conocer insaciable, esa fuerza del amor sin nada a cambio....?.
En fin, lo dicho, las vacaciones se han terminado y empieza un nuevo sueño de las próximas que serán, por supuesto, con mi mujer, mi pequeño y.... si Dios quiere, una nueva incorporación a la familia.
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